La donación del pintor iraquí Hanoos Hanoos a la AECID

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María Blanco Conde es conservadora de la colección artística de la AECID. Doctoranda en Hª del Arte Contemporáneo por la Universidad Complutense de Madrid. Experta con larga experiencia en el mercado del arte en España. Profesora del programa ACERCA de la AECID y en el Máster en Tasación de Obras de Arte en la Universidad Antonio de Nebrija en Madrid. Autora de libros de arte como Catálogo de la Colección Artística de la AECID; Lago Rivera, Julián de la Herrería: su obra. Colección Museo Julián de la Herrería; Entre dioses y hombres: Julián de la Herrería, etc. Comisaria, crítica de arte en prensa y autora de artículos de investigación en revistas especializadas de arte.

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En la colección de arte de la AECID se conservan un par de fotografías en blanco y negro tituladas: El orden del alegre desorden de Juan Gyenes (1912-1995) que forman parte de una de las series de este pintor dedicada a Pablo Picasso –hoy en préstamo para una exposición itinerante sobre Picasso por varias embajadas de España y organizada por el departamento de Cooperación y Promoción Cultural de la AECID (n.º inv. 517 -518 CA.)– realizadas durante una de sus visitas al artista en Villa California, Cannes, en 1958. La imagen muestra un gran número de obras del maestro apiladas entre objetos que se amontonan, sin aparente orden ni concierto…

Esa misma sensación he tenido nada más entrar al visitar el estudio del artista Hanoos Hanoos (Kufa, Irak, 1958), que acaba de donar una obra suya a la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y esa impresión es palpable en cada rincón de la habitación, donde el espacio está milimétricamente aprovechado. La inunda la luz natural que entra por la izquierda y se apilan en el suelo decenas de bastidores, organizados por tamaños. Sobre los dinteles varias ‘manos de Fátima’ y otros fetiches contra el mal de ojo.

Hanoos, tras formarse como pintor en Bagdad, donde cursó sus estudios hasta 1979, viajó primero por Italia y poco después se instaló en Madrid en 1981 donde vive desde entonces, volvió a la universidad y obtuvo el doctorado en la Facultad de Bellas Artes. Calcula que en estas cuatro décadas ha llegado a pintar unos cuatro mil cuadros, dibujos y grabados aparte. Ha recibido muchos premios en concursos de pintura, realizado cuarenta exposiciones individuales y compagina su trabajo con la docencia.

Decidió donar a la AECID una pintura de su última serie titulada Shahrezade y las noches árabes (catálogo editado por Punto didot en 2022 y disponible en la Biblioteca AECID, signatura 4CJ-4048) en la que lleva trabajando dos años. Intervino en la mediación su amigo, el escritor Abdul Hadi Sadoun (Bagdad, 1968), quien dirigió la revista Alwāḥ durante una década y cuya biblioteca personal ha ido donando a la AECID desde 2013.

Hanoos se encarga desde hace algún tiempo de distribuir otra revista sobre literatura árabe, Banipal: magazine of modern Arab literature (fundada en Londres en 1998 por Margaret Obank y Samuel Shimon) ​​en su versión en castellano, diseñando también muchas de sus cubiertas.

Hanoos es un hombre generoso al que le gusta conversar no solamente de arte sino también de literatura y filosofía. Para él la presencia de todo lo bello y el orden es fundamental. Permanece fiel a las ideas de Platón y del pensamiento estético árabe, también en la idea aristotélica de que ‘la finalidad del Arte es dar cuerpo a la esencia de las cosas, no el copiar su apariencia’.

Para este autor, la creación de un cuadro comienza imprimiendo manchas de distintos colores en el lienzo y, a partir de ahí, la composición cromática empieza a equilibrarse con aspectos neofigurativos que surgen con ciertos dibujos muy sutiles de personajes que van asomando en la tela, en la que las texturas conseguidas con varias capas de acrílicos y veladuras termina por dar un sentido y una narración al cuadro. Evita el uso del sombreado, la perspectiva, creando imágenes de un universo personal e ideal, y en sus propias palabras:

con un orden perfecto y equilibrado utilizando colores vivos, planos y quebrados, con unas líneas negras, que funcionan como árbitro entre las formas representadas.

Fiel a ese compromiso, las series que lleva realizando en los últimos diez años mantienen esas premisas, inspiradas en su propia experiencia vital y en la memoria. Siendo la poesía una fuente de inspiración para su trabajo.

La serie Shahrezade y las noches árabes a la cual pertenece la obra que ha donado (nº 28) se nutre de personajes muy diversos, inmersos en la naturaleza y que acaban fundiéndose con el color que posee el poder de remarcar u ocultar las partes del relato. Los colores acotan y presentan microhistorias y la composición se convierte en una especie de collage. El artista pretende dar forma a una historia a través de las texturas, las veladuras, con el fin de que el espectador participe de la escena y reflexione sobre lo que observa, sacando sus propias lecturas.

Además de estas series, Hanoos ha dedicado una gran composición ‘musivaria’ sobre la guerra de Irak, por ello, comenta que han llegado a llamarle ‘el Picasso árabe’. Si Picasso creó, en mi opinión, la mejor obra del siglo XX con el Guernica, Hanoos no puede olvidar lo que supuso para su país esa contienda, fragmentando en muchos cuadros el horror de la guerra.

El arte árabe contemporáneo y, más concretamente el iraquí, está presente no solo entre los fondos bibliográficos sino también en las paredes de la Biblioteca de la AECID como una muestra de la colección artística de la institución. La primera de las obras puede verse en la sala de consulta, se trata de una pintura de Faik Hussein (1944-2008) donada en tiempos del ICH. Las otras dos están colgadas en la sala de lectura. El cuadro donado por Hanoos, instalado desde el mismo día de su recogida, se ubica en un rincón muy especial entre las obras de referencia, a la vista de los lectores. En el piso superior se expone un acrílico de Kareem Sadoun (Bagdad, 1959) titulado Caras, cuyo estilo se enmarca dentro del expresionismo abstracto (nº inv. 4028 CA.), firmado en 2002 y donado a la Biblioteca Islámica en febrero de 2017.

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